viernes, noviembre 04, 2011

Ultimate Holmes

El remake se ha apoderado del mundo del ocio. Llamadlo reboot, precuela o “ultimatización” (si os va el rollo super-heroico): la gallina de los huevos de oro en esto de contar historias se basa en un "lavado de cara y a vender". Si nos tomásemos tan en serio el reciclaje de residuos, el medio ambiente tendría mil años más de esplendor garantizados...

Tarde o temprano le tenía que tocar el turno a Sherlock Holmes, el sagaz detective surgido de la pluma de Arthur Conan Doyle allá por 1887. Versiones, adaptaciones y reinterpretaciones del personaje (y de su fiel acompañante, el Dr. Watson) hemos tenido la hueva en el último siglo (desde Billy Wilder hasta Guy Ritchie, pasando por Steven Spielberg o Hayao Miyazaki, todos han querido un pedazo del pastel holmesiano), pero creo que ninguna ha capturado el espíritu de su tiempo (eso que los alemanes denominan "zeitgeist") como la reciente recreación urdida por la cadena de televisión británica BBC.


“Sherlock” (así, sin apellido) es una miniserie de tres episodios estrenada en la Pérfida Albión en 2010 que me vino recomendada, a lo largo de los últimos meses, por familiares, colegas y ciber-conocidos de gustos de lo más divergente (motivo por el que me decidí a darle un tiento, claro). Cada capítulo de “Sherlock” tiene una duración considerablemente superior a lo habitual en el medio, llegando hasta los 90 minutos por entrega, y presenta un misterio que el inquilino del 221-B de Baker Street debe desentrañar usando su intelecto superior.

La novedad estriba en que estas aventuras de Holmes están contextualizadas en el siglo XXI, en una sociedad donde internet, los móviles y los métodos policiales alla “CSI” son el pan nuestro de cada día. De este modo, ahora John Watson es un ex-combatiente de Afganistán, además de blogger, y viene envasado en la entrañable fisionomía del futuro Bilbo Bolsón: Martin Freeman (sí, también era el doble de escenas sexuales en la requetebonita “Love actually”). La nueva encarnación de Sherlock, por su parte, es más irritante, caprichosa y amoral que nunca (a juego con el actual paradigma de héroe catódico siniestro que tan bien representa Dexter Morgan), y ve potenciada su aura inhumana por la espigada estatura, el rostro alienígena y la profunda voz de Benedict Cumberbatch (un tipo que, definitivamente, nació para este papel).


Como en la nueva hornada de grandes series inglesas (he oído y leído maravillas de unas cuantas, pero mi parcial desconocimiento en la materia sólo me permite recomendar las muy estimables “Dead set” y “Misfits”), el humor juega un papel fundamental en “Sherlock”. La dinámica siempre al borde del cabreo que se desarrolla entre Holmes y Watson remite claramente al Dr. House y su amigo oncólogo Wilson, que a su vez ya se inspiraban en los Sherlock y Watson originales (y el ciclo se cierra, supongo), retomando lo que tan bien funcionaba en los primeros capítulos de la serie del médico adicto al Vicodin y potenciándolo con lo mejor de la actual generación de series procedimentales sobre criminalística (“CSI”, “Bones”, “Miénteme”, “El mentalista”, “Mentes criminales”... la lista es virtualmente interminable). El cuidado aspecto visual del conjunto y el sabor característicamente british que se obtiene al desplegar el mapa de Londres como campo de batalla intelectual ofrecen el plus que consigue que “Sherlock” pueda ser vista como algo diferente en el panorama televisivo actual. Eso, y los diálogos ágiles y mordaces que probablemente hayan sido los responsables de que Spielberg y Jackson fichasen al principal guionista de la producción, Steven Moffat, para que colaborase en la traslación del Tintín de Hergé a la gran (y tridimensional) pantalla.


No todo es perfecto en “Sherlock”, me temo. Tras un primer capítulo ciertamente ilusionante y antes de una season finale muy efectiva, el segundo episodio queda algo descolgado del conjunto. Un buen relleno, sí, pero relleno al fin y al cabo. Por otro lado, la serie no logra evitar algunos lugares comunes que merecían otra pequeña vuelta de tuerca; algunos enigmas son demasiado obvios (si yo los descubrí antes que Holmes, sospecho que el detective y sus guionistas no son tan listos como quieren hacernos creer), y ciertos personajes chirrían por su exceso de teatralidad (al final del episodio tercero me remito, por ejemplo). Claro que hablamos de actores británicos dando vida a personajes británicos: esa gentuza lleva el teatro en la sangre, maldita sea.

Sin ser perfecta, en fin, la primera temporada de “Sherlock” me ha parecido muy estimulante y adecuadamente breve. Con estos mismos mimbres y algo más de ambición, la segunda (otras tres entregas proyectadas para principios de 2012) puede resultar plenamente satisfactoria.

6 comentarios:

David dijo...

Aquí un ciber-conocido:

Y AVISO PARA QUIEN NO HAYA VISTO LA SERIE. EN EL COMENTARIO QUE SIGUE: SPOILER, SPOILERS, etc...

Pues a ver, ya no la tengo tan fresca, pero...

- El primer episodio me gustó, aunque no me convenció la resolución final. Cuando le ofrece los dos tarritos, yo, lo que hubiera hecho para que Sherlock ya fuera requetelisto es... "No tengo por qué jugar con usted. Cojo este tarrito, pero usted queda arrestado (porque sabía que la pistola era falsa, claro)... y ya mandaré analizar el tarro con las píldoras en laboratorio para saber si acerté". Claro. Reconozco que eso no le daba dramatismo... y como hace veinte años que no he vuelto a leer nada de Holmes y no tenía muy fresca su figura (la de Billy Wilder que revisé hace un par de años y poco más)... pues me sacaron de mi error diciéndome que no, que Holmes no podía actuar así, y que eso estaba bien planteado.
De todas formas, y aunque menos dramático, me sigue convenciendo más mi final. La muerte del taxista me pareció un poco gratuita... como para decir "eeeh! que Watson también hace algo"...porque en ese primer episodio el personaje no estaba tan "desarrollado" (si no recuerdo mal; al menos en su relación con Holmes).
- El segundo episodio era relleno. Sí. Pero relleno entretenido y bien hecho. Me "sobraba" justo la escena en la que Watson está haciendo la compra y Holmes pelea contra el espadachín ese. Demasiado...no sé. Punto casi cómico que sobraba. Era un "cambio" algo brusco respecto al primer episodio. Aún así, hacia el final, pensé que realmente iban a matar a la novia de Watson (que ya me informó mi amigo que es la esposa al final en las novelas).

- El tercer episodio estaba francamente bien. Puede que fuera "teatral" ese final. Pero joder! Qué bueno me pareció. No me esperaba que ese fuera Moriarty. Y la primera vez que vi salir a Watson en la piscina me quedé descolocado por unos segundos. Como... ¿eh? ¿qué pasa aquí? Así que cuando abre el abrigo... Me da igual que las palabras en boca de Watson ayudaran a la confusión. Me gusta que me sorprendan.
La pelea con el Golem en el planetario o lo que fuera, me gustó. Era casi un homenaje pop. No realista (al igual que la pelea con el espadachín del segundo episodio, pero más integrada en la serie).

- Cosas a favor: La puesta al día. El uso de los móviles está muy bien. Lo de que Watson escriba en un blog y no relatos... La relación entre ambos personajes. Me gusta que Watson no sea el personaje inútil y cómico que asociaba al personaje por viejos pases cinematográficos-televisivos de mi infancia.

Vamos, que como ya te había dicho, a mí me pareció muy entretenida (incluso el segundo episodio, que reconozco que es el más flojo)...

Por último... El miniinicio "bélico" del primer episodio me gustó. Y como me dijo un amigo... El Watson de los relatos también venía de la guerra de los ingleses en Afganistán (esto yo no lo sabía; pensaba que venía de la India colonial)
Qué poco parece que han cambiado las cosas en el fondo a pesar de todas las actualizaciones que se le hacen al personaje, ¿no?

Un saludito.

Jero Piñeiro dijo...

SPOILERS A GO-GÓ:


Yo también creo que abusan del dramatismo innecesario en algunos momentos. El final del primer episodio es un buen ejemplo, y el final del tercero uno incluso mejor. La nueva encarnación de Moriarty no me gusta nada de nada, con ese rollito de psicópata que cambia el tono de voz para parecer un tío inestable. Yo lo reconocí desde la primera aparición, sólo que quería creer que los guionistas no serían tan obvios como para presentar tan forzadamente al personaje sólo para poder hacer un innecesario giro final que no viene demasiado a cuento (por eso, entre otras cosas, me gusta el "Seven" de David Fincher; porque el malo no es un personaje ya conocido, sino un tipo anónimo que ha ido cubriendo bastante bien su rastro). A mí personalmente me resulta bastante fácil descubrir quién es el malo en este tipo de series de criminalística: siempre es ese personaje que aparece brevemente y que no aporta nada a la trama (en el último capítulo de "Sherlock", por ejemplo, el cuñado ciclista del espía al que sigue la pista Watson; o el joven sirviente de la presentadora de reality shows). También deduje que el malo del primer episodio tenía que ser un policía o un taxista desde que Sherlock dice algo así como "¿con quién te vas confiadamente sin conocerlo"?. Me gustó mucho más la resolución del misterio del cuadro de Vermeer, con el rollo de la astronomía. Muy chulo. Y yo también llegué a pensar que igual los chinos se cargaban a la novia de Watson en el segundo episodio (como ya habían matado a la chica guapísima de las teteras, no era descabellado que matasen a más personajes importantes).

Y, a ver, la serie me gustó. Me pareció muy entretenida y bastante bien realizada. Los protagonistas, Watson y Holmes, tienen mucho carisma, y tengo ganas de ver la segunda temporada, pero dentro del buen nivel que tienen las series de televisión actuales, se me queda simplemente en el grupo de las interesantes.

Por otro lado, hace meses que tengo en casa de mis padres un libro con "Todo Sherlock Holmes" editado por Avrea que ahora mismo tengo muchas ganas de leer. Cuando pase por Galicia (supongo que en Nochebuena) lo buscaré para empezar a leerlo, que la serie me ha metido bastante ganas de conocer las historias originales...

David dijo...

SPOILERS Y TODO ESO:
Pues sería elemental, querido Jero...pero a mí no me dio por pensar que Moriarty era el nuevo ligue de la forense.
De hecho, la mencionada forense aparece brevemente en los episodios, y por suerte no tiene nada que ver con el tema criminal (aparte de que sea su trabajo, quiero decir).
Y lo del taxista mira que sí que era obvio...pero tampoco caí (o caí más tarde, vamos). Y eso que hay un relato de Chesterton donde el malo es el cartero, un tipo en el que nadie se fija.
Y sí, supongo que tenía "miedo" por la novia de Watson porque ya se había cargado a la chica guapa de las teteras... Por eso el final del segundo episodio, aunque "era" la "típica" situación de serial-folletín con la chica atada a las vías del tren,
me gustó mucho. Fue de lo mejorcito del episodio.
Un saludo.
PD: Yo es que no veo muchas series de tele. Esta me gustó, y creo que está muy bien.

marguis dijo...

Vaya toma y daca que tenéis montado David y tu.

Yo solo pasaba por aquí para decir que como siempre los británicos son mejores produciendo estas "miniseries" mini temporadas o lo que sea, que ponen toda la carne en el asador en tres capítulos y que no quiero imaginarme cómo sería una temporada americana de Sherlock, todos episodios de relleno!!!.
Es verdad que el segundo baja un poco el listón, y esa lucha con espadas al principio descoloca, pero es que es Moffat puro, y todos los fans de Doctor Who lo reconocemos al instante: acción algo absurda, diálogos rapídisimos, personajes pasados de rosca, etc...

Que me encanta la serie, y espero con ilusión la "segunda" temporada.

Y me retiro, ja, ja...

PD: ¿Verdad que Love actually es requetemona y le da cien mil vueltas a esos intentos americanos de repetirla tipo "Día de San Valentín", o la que van a estrenar ahora de "New Year's Eve"?

Jero Piñeiro dijo...

No he visto nada de las nuevas encarnaciones de Doctor Who. Sí de las viejunas, que las ponían en la autonómica gallega cuando yo era crío, y recuerdo que me lo pasaba pipa viéndolas a la hora de la merienda,jeje.

"Love actually" es una de esas pelis que sé objetivamente que no es buenísima pero que, por h's o por b's, consigue superar mis capacidades críticas y me gana con buenos sentimientos y ternura. Es de las poquísimas comedias románticas propiamente dichas ("Alta fidelidad" y "(500) days of Summer" no me parecen "románticas" en el sentido estricto de la palabra) que me toca la fibra sensible (algunas tramas más que otras, todo sea dicho).

De lo nuevo de la tele británica, además de la tercera de "Misfits" (qúe aún no he empezado a ver), tengo ganas de descubrir qué tal está "The Fades", de la que he leído buenas referencias...

marguis dijo...

A mi The Fades me ha gustado mucho, aunque cuesta un poco al principio...