viernes, enero 27, 2017

Top 10: mis películas favoritas de 2016

He ido muy poco al cine en 2016. Cuando vivía en España solía ver unas 40 ó 50 películas en pantalla grande cada año. Desde que me mudé a Londres no he visto ni una docena en salas, y confieso que muchas han sido blockbusters palomiteros... algunos bastante malos, por desgracia. El resto han tenido que esperar a la barata comodidad del sofá + tele + mantita.


Como siempre, me he quedado con ganas de ver unos cuantos títulos que tal vez habrían merecido un lugar en este ranking ("Elle", "Paterson", "Captain Fantastic", "Everybody wants some", "Anomalisa", "El ciudadano ilustre", "El hijo de Saúl", "I, Daniel Blake", "Tarde para la ira", "El hombre de las mil caras", "Julieta", "El abrazo de la serpiente", "Green Room"...) pero para despacharlos todos a tiempo para esta entrada necesitaría una Tardis o un Delorean.

De lo que sí he visto durante 2016, éstas han sido las 10 películas que más me han gustado:

10 - Nocturnal Animals


Confieso que he sufrido como un perro con el arranque de "Nocturnal Animals". Ése era el objetivo del director y guionista (además de diseñador de moda) Tom Ford y de su personaje Edward: un novelista que envía a su ex-mujer una turbadora novela sobre la destrucción de una familia. Realidad y ficción se mezclan en un agobiante film que recuerda por momentos a gigantes del celuloide como Hitchcock y Polanski, que se engrandece con las interpretaciones de Amy Adams, Jake Gyllenhaal (por duplicado) y Michael Shannon (nominado al Oscar por esta película) y que luce un acabado formal tan elegante y cuidado como los diseños de alta costura de su realizador. Su final abierto y enigmático me tuvo dándole vueltas al coco durante días, señal inequívoca de que "Nocturnal Animals" ha sido una de las películas que más me han calado en los últimos 12 meses.


9 - Doctor Strange


En un año saturado de adaptaciones del tebeo a la gran pantalla (y también a la pequeña), "Doctor Strange" sobresale como el blockbuster más divertido y espectacular de la temporada. No sólo Benedict Camembertbitch hereda de Tony Stark/Robert Downey Jr. el manto de "personaje del MCU más carismático" sino que la fantasía psicodélico-geométrica dirigida por Scott Derrickson explora nuevas e interesantes vertientes de ese universo fílmico interconectado que lleva casi una década alegrándonos la vida a los aficionados a las viñetas mainstream: magia, tiempo y multiverso. Puedo entender a quienes acusan a "Doctor Strange" de ser una historia de orígenes demasiado formulaica (porque en el fondo lo es), pero su arrolladora potencia visual, su bienvenido sentido del humor y el excelente trabajo del reparto la convierten, para mí, en la mejor película de super-héroes desde "Captain America: Winter Soldier".


8 - The Hateful Eight


Mi único problema con "The Hateful Eight" (y no es un problema menor) es que me parece demasiado larga; en mi opinión le sobran perfectamente 20 minutos de película. Tarantino se ha gustado tanto a sí mismo, se ha masturbado tanto con sus interminables diálogos marca de la casa, que no ha sabido poner freno a su ego y se le ha ido el metraje hasta las casi 3 horas. Eso por un lado. Por el otro, "The Hateful Eight" me parece una maravillosa locura repleta de momentos memorables, diálogos (por supuesto) chispeantes y escenas para la posteridad (la de "Noche de Paz" al piano va directa al Top 10 del director de Knoxville). Tiene además una banda sonora maravillosa (alejada, para mi sorpresa, de los previsibles ecos del spaghetti western), una fotografía que desencaja la mandíbula y un reparto sobrado de talento, presencia en pantalla y abrumadora dicción (¡ni se os ocurra verla doblada!). "The Hateful Eight" es una película que sólo podía haber hecho Quentin Tarantino, con todos sus vicios y sus benditas virtudes.


7 - Arrival


Denis Villeneuve es uno de mis directores actuales favoritos, capaz de saltar con soltura entre géneros y trabajar con grandes estrellas de Hollywood sin perder un cierto sello autoral. "Incendies", "Prisoners" o la fabulosa "Sicario" (¿mi película favorita de 2016?) eran tensos thrillers, brillantemente interpretados, que jamás apartaban el foco de los sentimientos de sus protagonistas. Lo mismo puede decirse de "Arrival", ciencia-ficción casi intimista con acabados de super-producción y protagonizada por una Amy Adams que se ha quedado fuera de la carrera por los Oscar por la mínima, convirtiéndose con sus 5 infructuosas nominaciones en la nueva Leonardo DiCaprio. Inmersos en una dinámica cinematográfica en la que cada visita a la Tierra de la raza alienígena de turno se salda inevitablemente con una orgía de destrucción masiva, Villeneuve conduce en sentido contrario a los Michael Bay y Roland Emmerich de este mundo y prefiere hablarnos del poder del lenguaje, de los mecanismos de la memoria y de una pequeña y trágica historia de amor entre una madre y su hija. Y así, como quien no quiere la cosa, me convence de que si alguien tenía que filmar la secuela de mi película de ciencia-ficción favorita de todos los tiempos y no cagarla, sólo podía ser él. No me falles, Villeneuve. Yo creo en ti.


6 - The Revenant


"The Revenant" es una peli experiencia, de esas en las que lo sensorial se impone de forma apabullante a lo emocional. Bajo esa premisa no se me ocurre nada que reprocharle. Técnicamente es una absoluta maravilla, y algunos de sus largos planos rodados con steadycam merecen que uno se ponga en pie y aplauda en medio del cine, aún a riesgo de que el tipo de al lado se cabree contigo. No recuerdo unos primeros 30 minutos más bestiales desde el estreno de "Un profeta" (y antes de eso posiblemente tendría que remontarme al desembarco en Normandía de "Salvar al soldado Ryan"). Todo esto no quita para que también sea una peli gélida (intencionadamente) con la que a veces cuesta conectar, más allá de la fascinación que puedan despertar sus poderosos estímulos audiovisuales y un Leonardo DiCaprio que ya puede celebrar, merecidamente, su primer Oscar. Tom Hardy también está enorme, ya que estamos. Y el oso, no nos olvidemos del puto oso.


5 - Kubo and the Two Strings


Para un tipo como yo, que disfrutó como un enano con la adaptación stop-motion de "Coraline" y que lleva más de una década admirando el buen hacer de Stan Sakai en "Usagi Yojimbo", la propuesta de Laika para este 2016 era un must desde aquel espectacular primer trailer acompañado por una versión épica de "While my guitar gently weeps". La animación artesanal del estudio estadounidense y la tradición fantástica oriental se hermanan en "Kubo and the Two Strings" produciendo una película hermosísima que se sale completamente de los estándares narrativos a los que el cine animado nos tiene acostumbrados en Occidente. El viaje interior de Kubo nos lleva en última instancia a un terreno emocional frecuentemente inexplorado por las producciones de Disney o Dreamworks: aquí no hay un final feliz sino un final sabio. Uno que muchos adultos, sorprendidos por el lirismo y la profundidad del film, posiblemente no hayan sabido explicar a sus hijos a la salida del cine.


4 - Hell or High Water


"Hell or high water" encuentra el punto exacto del mapa cinematográfico en que la serie negra, el western, la road movie y la denuncia social convergen en la excelencia. Algo así como una prima-hermana de "No country for old men" y "Killing them softly" pensada para los fans de los comics de autor de Jason Aaron ("Scalped", "Southern Bastards"). Mencionaba más arriba a "Sicario" como una de mis películas favoritas de 2016, y por ello no me extrañó descubrir en IMDb, una vez vista esta "Hell or high water", que ambas compartían guionista: un viejo conocido de los "Sons of Anarchy" llamado Taylor Sheridan. La espléndida banda sonora de Nick Cave y Warren Ellis y las sorprendentes interpretaciones de Chris Pine y Ben Foster (porque lo de Jeff Bridges ya no debería sorprender a nadie) redondean este atraco perfecto.


3 - Spotlight


"Spotlight" es una de esas películas que te gustan más al día siguiente de haberla visto que en el momento preciso en que la estás viendo. Por la misma razón por la que uno tarda toda una temporada en darse cuenta de que "The Wire" es una obra maestra y sigue pensando que es la mejor serie de todos los tiempos 5 años después de haberla terminado. Resulta difícil destacar en ella una sola interpretación, una escena concreta, una línea de diálogo especialmente memorable: no es una película que se luzca en ese sentido. Pero cuando uno la piensa reposadamente se da cuenta de que todos los actores están magníficos, que no hay una escena que sobre (o falte) y que la precisión de su libreto sólo puede provenir de un talento inmenso. Tiene ese espíritu periodístico que a unos cuantos (fans de "The Newsroom" y de todo lo que hace David Simon para la pequeña pantalla) nos pone muchísimo, y lo enfoca hacia un tema que siempre me hace cosquillas: sacar a relucir los trapos sucios de la Iglesia (sí, soy un maldito ateo anticlerical). Y es por todo ello que me ha encantado "Spotlight".

2 - Room


Conviene no saber demasiado de "Room" antes de sentarse a verla. Pero si uno comete el error de leer su sinopsis, es posible que se haga una idea incorrecta de lo que se va a encontrar en ella: un melodrama chungo de sobremesa (de esos que Antena 3 programa para las tardes del sábado) o, aún peor, una ración de torture porn malrollista. Si esto mismo lo rueda Haneke os juro que me quedo en casa, a oscuras y hecho un ovillo durante el próximo lustro. Por suerte "Room" no es nada de eso. Lo que sí es es una historia terrible y preciosa sobre el amor de madre (el tatuaje no, el otro) en circunstancias extremas; sobre lo que un progenitor puede hacer, aguantar y arriesgar por el bienestar de su cachorro. Si todavía no la has visto mejor no cuento nada más. A mí me ha estrujado la patata como pocas pelis lo han conseguido en los últimos años; y eso que no tengo críos, porque os juro que si fuera padre me rompía en pedacitos.


1 - Carol


"Carol" es la elegancia, la sensibilidad, el buen gusto y la sutileza hechas cine. Perdón, CINE. Visualmente es sublime: rostros cautivos detrás de ventanas, imágenes especulares, puertas entreabiertas, miradas que se esquivan, se encuentran y se aman... La música enamora. El guión es inteligente, preciso y (una vez más) sutil hasta la fascinación: ¿os podéis creer que en toda la película no se dice ni una sola vez la palabra que empieza por L? Y, por supuesto, es imposible no flipar con las interpretaciones de Blanchett y Mara: las dos se salen de las escalas, están en otra galaxia. Cabrea, claro, que la Academia haya sido tan miope a la hora de repartir los últimos Oscars, pero pensar en premios cuando se habla de películas como "Carol" es quedarse en lo anecdótico. El arte verdadero está más allá de consideraciones tan mundanas.


Merece la pena mencionar otras películas que, dependiendo de mi estado de ánimo, podrían haberse colado perfectamente en el top 10 desplazando a alguna de las presentes. Son la divertidísima y setentera "The Nice Guys", "The Handmaiden" o un Hitchcock erótico a la coreana, la escatológicamente inclasificable "Swiss Army Man", "Vengadores Captain America: Civil War" y su capacidad para combinar el fan service con el entretenimiento más genuino, la desopilante locura meta de "Deadpool", el retorno de Mel Gibson a la dirección en la visceral "Hacksaw Ridge", la sutil y atípica propuesta de terror de "The Witch" o el nuevo éxito animado de Disney con la adorable "Moana".

En el extremo opuesto, el de las mayores mierdas vistas en 2016, nos encontramos con tres ejemplos perfectos de lo que el Hollywood carente de ideas entiende por blockbuster: secuelas innecesarias, adaptaciones del comic pensadas únicamente para aprovechar el tirón del subgénero super-heroico y torpes intentos de acercar el mundo del videojuego al cine. Una ronda de abucheos para "Independence Day: Resurgence", "Suicide Squad" y "Warcraft", por favor.

miércoles, enero 18, 2017

Top 5: mis series de televisión favoritas de 2016

Sé lo que estás pensando: "¿el Abismo no estaba muerto y enterrado?".

Respuesta larga: durante meses he estado a punto de escribir una nueva entrada en esta bitácora en al menos una docena de ocasiones distintas, pero las circunstancias han conspirado en mi contra y he tenido que ir posponiéndolo hasta que la inspiración y las ganas se desplazaban hacia otros intereses y prioridades. La vida adulta da asco, y la vida adulta de un empleado de hostelería en Londres da asco y además deja muy poco tiempo libre para hacer cosas tan inútiles y divertidas como actualizar un blog. Pero al igual que uno tiene amigos a los que no ve en meses e incluso años y cuando por fin se reencuentra con ellos es como si no hubiese pasado un solo día, regresar al Abismo, aunque sea de forma puntual, se siente como algo cómodo, natural y un poquito necesario. "Old habits die hard", que decía Mick Jagger. Poco importa que en estos 9 largos meses apenas haya escrito listas de la compra repletas de yogures y galletas Oreo y whatsapps de no me esperes despierta que voy a llegar tarde 😘😘😘, y que las antaño afiladas habilidades literarias de un servidor se encuentren oxidadas hasta el punto de no recordar si se escribe croqueta o cocreta; el Abismo siempre estará ahí para devolverme su cálida, hogareña y onanística mirada.

Respuesta corta: éste es mi blog y me lo follo cuando quiero.

¿Y qué mejor manera de regresar, cual olvidada estrella de rock de los 80 necesitada de dinero para pagar el último divorcio y la pensión de siete retoños, que con las (oh, sí, nena) LISTAS DE LO MEJOR DEL AÑO? Porque todo blogger de mierda siente la irrefrenable necesidad de pontificar sobre lo que ha molado y lo que no durante la última elipsis completa (tomada desde un punto temporal arbitrariamente asignado al nacimiento de una figura religiosa de dudosa existencia) descrita por un planeta habitado alrededor de la estrella más cercana, y yo no quiero ser menos.

"Pero Jero, ¿no te parece un poco tarde para empezar a publicar listas con lo más mejor de 2016? Si prácticamente estamos acabando enero: las parejas ya piensan en sus regalos de San Valentín y los supermercados Sainsbury han montado el expositor con los huevos de Pascua."

Sí, lo sé, pero ---> Ver respuesta corta.


Empezamos con las series de televisión, campo cada vez más inabarcable del ocio contemporáneo, que en 2016 han dejado una cosecha brillante. Por supuesto, mi ranking de favoritas (que no mejores, eso se lo dejo a la gente que realmente sabe de lo que habla) es tan parcial y miope como mi lista de visionados: por un lado hay infinidad de títulos interesantes a los que tengo echado el ojo pero que todavía no he podido catar ("The Night Of", "Vinyl", "The Young Pope", "Making a Murderer", "The Americans", "The Crown", los nuevos capítulos de "Black Mirror"... y un largo etcétera); por el otro, he dedicado el último trimestre catódico de 2016 al visionado completo y ordenado de las 9 temporadas (y no-sé-cuántos episodios especiales) que componen la encarnación moderna de "Doctor Who" (que no entra en el top porque durante el año pasado sólo estrenó un capítulo navideño de escasa relevancia), lo que ha limitado considerablemente la cantidad de series que el abajo firmante haya podido ver recientemente.

Aclarado esto, al trapo:

5 - Narcos (Temporada 2)


Lo mejor que se puede decir de la segunda temporada de "Narcos" es que no parece una segunda temporada. El arco que narra el ascenso y caída de Pablo Escobar mantiene, sin solución de continuidad, todas las señas que hicieron célebre a la primera entrega de la serie estandarte de Netflix: ritmo trepidante, un guión plagado de dardos a la política nacional colombiana e internacional estadounidense, un robusto trabajo de dirección, un reparto magnífico (ligeramente afeado por la imposibilidad de lograr el acento perfecto para algunos personajes) y el mayor catálogo de insultos descacharrantes que se recuerde en televisión. Gonorrea. Hijueputa. Malparido.


4 - Westworld (Temporada 1)


Conviene ignorar la idea más o menos generalizada de que "Westworld", remake de la película homónima de 1973 escrita y dirigida por Michael Crichton, aspira a ser el relevo de "Game of Thrones" en HBO. Más allá del presupuesto de nueve cifras y el espectacular acabado audiovisual, cualquier parecido entre ambos títulos es puramente circunstancial. Producida por J.J. Abrams y Jonathan Nolan (hermano del visionario director de "Inception" e "Interstellar"), "Westworld" propone una sugerente mezcla de sandbox en el Oeste à la "Red Dead Redemption" y ciencia-ficción robótica al estilo Asimov. El resultado es una sofisticada y violenta fantasía futurista plagada de giros argumentales desencajamandíbulas, profundas disertaciones sobre si sueñan o no los cowboys con reses eléctricas y versiones para pianola de canciones de Radiohead (entre otros). Con las apariciones estelares de Anthony Hopkins y Ed Harris, para rematar la faena.

3 - Stranger Things (Temporada 1)


La sorpresa televisiva del verano, un proyecto del que apenas se sabía nada unas semanas antes de su puesta de largo en Netflix, ofrece un popurrí de grandes éxitos de los 80 diseñado para alimentar la nostalgia de su público objetivo. Habrá quien la acuse de no ser más que una ensalada de referencias (de "Carrie" a "Los Goonies" pasando por "Silent Hill", "Cuenta conmigo", "La Cosa", "E.T." y un largo etcétera) que no propone ni una sola idea inédita, pero no es mi caso. No sólo he disfrutado como un enano con su juego de guiños y homenajes; la brillantez con que se articula el pastiche, la pegada emocional de la narración y la empatía inmediata que despiertan sus protagonistas la convirtieron, para mí, en un triunfo absoluto.


2 - House of Cards (Temporada 4)


En un año marcado por las elecciones estadounidenses más polémicas del último medio siglo, los Underwood libraron su propia batalla por el Despacho Oval en otra sublime temporada de "House of Cards". La lección magistral de política impartida por Kevin Spacey y Robin Wright (inmensos, como de costumbre) describe la bajeza moral de la clase gobernante con una elegancia e inteligencia que ojalá compartiesen los corruptos del mundo real. Se puede ser malvado con estilo: aprende, Mariano.


1 - Game of Thrones (Temporada 6)


Sin más libros de George R.R. Martin que adaptar, los productores y guionistas de la serie estrella de HBO se enfrentaban en esta sexta temporada a un fandom tronista dispuesto a recibir los nuevos episodios con el cuchillo entre los dientes. Pese a unos primeros compases algo titubeantes, la luz de R'hllor no tardó demasiado en resucitar el extraordinario nivel habitual del programa y elevarlo por momentos hasta nuevas cotas de calidad. Capítulos como "Battle of the Bastards" o "Winds of Winter" suponen un hito en la historia de la televisión no sólo por su espectacular factura técnica (que también), sino por su combinación perfecta de tragedia, épica y grandes revelaciones argumentales; hasta el punto de que muchos no dudan en situar esta sexta temporada como la mejor de las emitidas hasta la fecha. Queda para el anecdotario geek el desparrame de memes generado en las redes sociales a cuenta de la traducción al castellano de esas tres palabras por las que será eternamente recordado el episodio "The Door".


De las que también me han gustado, se quedan fuera por muy poquito la segunda tanda de episodios de "Daredevil", con el mejor Punisher que se recuerde en imagen real; la miniserie de espías de la BBC "The Night Manager", que allanó el terreno para que Tom Hiddleston se convierta en el próximo 007; el regreso de "Man Seeking Woman", que a falta de "Rick and Morty" fue la mayor proveedora de risas tróspidas del año (¿todavía se puede decir tróspido en 2017?), y la cuarta entrega, todavía en emisión, de las aventuras de Ragnar Lothbrok y sus "Vikings".

No son las únicas dignas de, al menos, mención: la (mínima) cuota nacional queda cubierta con la segunda temporada de "El Ministerio del Tiempo"; la cuarta y última entrega de "Banshee" no alcanzó el altísimo nivel de sus predecesoras pero cerró el ciclo de desventuras de Lucas Hood de forma satisfactoria; la segunda temporada de "Ash vs Evil Dead" tuvo en su episodio "Morgue" el mejor momento de slapstick gore/escatológico del año, y la siempre irregular "The Walking Dead" continuó con la tradición de entregar capítulos arrebatadores como "JSS" o "The day will come when you won't be" en medio de soporíferas subtramas de redescubrimiento espiritual y cliffhangers perezosos como el del final de la sexta temporada.

La gran decepción del año ha sido la adaptación por parte de AMC del "Preacher" de Garth Ennis y Steve Dillon, un producto largamente soñado por los fans del tebeo que en su salto a la pantalla no ha sabido encontrar el equilibrio entre tonos y géneros. Lo del abrupto final de "Penny Dreadful" ni siquiera entra en el terreno de la decepción: vi la tercera temporada por puro completismo y me dejó tan indiferente que apenas merece la pena detenerse en ella.