martes, septiembre 01, 2009

Abecedario personal: W de Walt Disney

Se dice de él que era simpatizante de la filosofía nacionalsocialista alemana (o quizás únicamente de sus consideraciones raciales), que explotaba a sus empleados, que se apropió del trabajo ajeno (sin compensación económica de ningún tipo) para edificar su incontable fortuna; que era, sencillamente, una persona mezquina, y que después de morir fue congelado para poder resucitar algún día, cuando la ciencia así lo permitiera, cual villano de una saga de terror “slasher”.


Obviamente, no soy yo quién de afirmar o desmentir cuanta leyenda urbana circula en torno a la figura de Walt Disney (aunque lo de que sus restos descansen en una cámara frigorífica me parece bastante improbable, la verdad). Tampoco estoy hoy aquí para eso, sino para hablar de su legado y, más concretamente, de mi infancia.

Así que ignoremos el “Walt” (que sólo utilicé para poder endosarle esta entrada a la letra W, porque la D ya estaba pillada desde meses atrás) y quedémonos con el “Disney”.

Sí, Disney: ese estudio de animación convertido en industria multimedia que hace apología, por puro interés mercantil, de unos valores arcaicos y contraproducentes en algunos casos, y que me alegró la infancia con sus “merlines” y sus “reyleones”.


Siendo sincero, debo decir que odio a Mickey Mouse. Repito (como el Capitán Garfio): “Yo odio, odio, ODIO a Mickey Mouse”. Ya no digamos a la zorra (ratona, perdón) de su compañera sentimental, la muy cursi y aún más insípida Minnie, con la que comparte apellido aunque, aparentemente, no estén casados (¿he oído repicar la campana de la endogamia?… y ahora no me vengáis con eso de que el Mouse es por la raza a la que pertenecen, que éste es mi blog y hoy me apetece ser malpensado). También rondan por la casa Disney un pato con una profunda necesidad de acudir al logopeda (que viste chaqueta de marinero pero no siente ninguna necesidad, por el contrario, de cubrir sus impúdicas bajezas de pájaro macho), el primer perro del mundo del espectáculo con un caso manifiesto de discapacidad intelectual que además responde al cenizo nombre del dios griego del inframundo, y otro animal de aspecto canino (aunque si Pluto es el perro, ¿a qué raza pertenece realmente este personaje?) que por perdedor, misógino, torpe y decididamente gilipollas es, con diferencia, el que más simpático me resulta (y no os creáis que sea gran cosa esa simpatía).

Pero las películas… Aaaaay (suspiro nostálgico), las películas.


Y sus canciones: “nace una ilusión, tiemblan de emoción”, “hienas vulgares e infames”, “sucia rata, todo es falso” (ésta hay que entonarla bien, ¿eh?), “hijo de hombre, busca y ve”, “de cero a héroe”, “bajo el mar”... En estas palabras, condensada, está la infancia de un pequeño mequetrefe demasiado maravillado por el colorido, la música, los secundarios adorables (que resultan poco menos que odiosos al observarlos bajo la perspectiva que ofrecen diez, quince o hasta veinte años de distancia) y las heroínas de aspecto angelical (que se enamoraban de A: príncipes encantadores; o B: marginados sociales que terminaban transformándose en príncipes encantadores), como para poder darse cuenta de lo poco que se parece la vida real al universo dibujado que nos legó el tito Walt.


Debido, claro, a la pérdida de la inocencia de los mocosos y mocosas de las últimas generaciones, la cursilería y corrección política del espíritu Disney se vieron forzados a dejar paso a un nuevo modelo de cine infantil al cual el estudio no supo acomodarse, y de un tiempo a esta parte están los pobres gerifaltes de la multinacional que no levantan cabeza. De hecho, si no fuera por lo bien que funcionan en taquilla las películas de Pixar (sobre las que no pienso extenderme en esta entrada por no considerarlas en absoluto de “sello Disney”) y los fenómenos musicales adolescentes (a cuyos protagonistas guillotinaría públicamente con gran satisfacción), posiblemente ya se hubiesen ido todos al carajo.


Pero siguen, con todo, siendo suyas las historias y los personajes dorados de mi infancia, así como mi primer contacto con sentimientos tan recomendables como el amor, la amistad, el perdón y también, sí, la venganza contra el villano de turno, finiquitado por empalamiento, ahorcamiento, devorado por las hienas o, desenlace recurrente, en caída libre desde escarpado desfiladero.


Y aún es hoy el día en que soy incapaz de decir que no a un pase exclusivo de “Bella y Bestia” al kalimotxo (siempre y cuando sea en grata compañía).


FLIPANDO A ÚLTIMA HORA:

Menuda coincidencia. Justo antes de subir esta entrada al blog (ya la tenía escrita de hace tiempo, como todas las del abecedario personal) me encuentro con esta noticia. Unbelievable!

11 comentarios:

Ѕilυiα dijo...

Vaya vaya... como nos hemos levantado hoy ¿eh? y no pongas excusas de que lo tenías escrito de antes y blablabla...pobre Mickey y Minnie... no entiendes que son pareja de hecho y punto... y Donald con su problema de exibicionismo...

Pero Jero, eso puedo perdonártelo, ¡¡pero meterte con Pluto!! yo, que he dormido con él durante mi infancia (y no infancia), yo que salgo en todas las fotos de pequeña con mi pluto pegado a la mano... yo que tengo un peluche gigante encima de la cama que me mira con ojitos de ternero degollado... Y para más inri... yo que me he pegado toda la tarde haciendo un "Pluto" de fieltro (esto si que es casualidad) jajaja...

Y las canciones de las películas...¿algún problema? por lo menos has reconocido que te gustan y las cantas como todo el mundo cuando lleva una copica de más... jajaja...

Me ha encantado esta entrada, me he reído un montón :)

quela dijo...

Supongo que todos guardamos en nuestro corazoncito esa canción, esa imagen, ese héroe y ese villano que nos hacen sacar al peque, que según mi extraña persona, tendríamos que tener todos dentro.
Se han hecho películas magníficas, que les dan mil vueltas (tecnicamente), también emotivas (Wall-e/Eva)pero....en mi caso, siendo y admitiendo que mi favorita no fue una de las maravillas de Disney, "Hércules", siempre tendrá la primera posición.
Ah!, sobre la noticia, un comercial me lo había comentado, pero no me lo creía.
Y... a por la 501.

Jero Piñeiro dijo...

Silvia: jajaja, es verdad, me he quedado a gusto criticando ;) Pero ya ves que, ante todo, reconozco que esas pelis me marcaron a fuego y que aún les tengo muchísimo cariño. Muchas me siguen pareciendo además pelis buenísimas y seguro que cuando tenga hijos (que, esperemos, no sea pronto, jajaja) se las pondré en DVD, BluRay o como se llame el sistema de vídeo que esté de moda y las veremos juntos...

Quela: nunca supe por qué "Hércules" no tuvo mejor aceptación. Es verdad que se pasa la mitología clásica por el forro de los cojones, pero como peli Disney a mí también me parece una de las mejores, con ese humor surrealista ("yo creí que molaban mogollón", jajaja). Con Pixar mejor no comparar (pero ni las de Disney ni las de cualquier otro estudio: Pixar corta el bakalao, y punto pelota).

Eva dijo...

jajajaja! totalmente de acuerdo!! :) Para mi las pelis Disney están, irremediablemente, unidas a ti, a las canciones a media voz por las calles pontevedresas, a olor a Kalimotxo en el cojín del depor de Guille, y... a sucia rata casi con la misma entonación que... rooompo las aceraas!!jajajajaja!

Jero Piñeiro dijo...

Eva: su-cia... ra-ta... todoes-falso, jajajajaja... MU!

David dijo...

Estoy un poco cansado de la leyenda urbana de que Walt era un facha, un antisemita y demás...
Pasa por aquí y deduce.

La cosa es más compleja que todo eso (como todo en la vida supongo; pero es que aquí hablamos de biografías, no de ficción).
Estoy pensando hasta en hacer una entrada sobre el tema. Pero me da pereza.

De todas formas, cambiando de tema.
Haces referencia (al menos en las canciones) a la segunda etapa dorada. Esas pelis están muy bien... Yo también me quedaría con las de la primera etapa.
A veces Disney te fastidia porque ves que podría hacer películas que... bueno, es que esto lo hablé ayer con un amigo y es largo...dejarían de ser Disney.
Para comparar las de Pixar con las de Disney tienes que tirar con las de la primera etapa dorada (y sí, esto tiene relación con el cruce de mails que hemos tenido hoy (ja,ja))
Un saludito.

Jero Piñeiro dijo...

La verdad es que nunca he sabido cuánto hay de verdadero y cuánto de difamación en todo lo que se dice sobre el viejo Walt. Parece claro que se hizo unos cuantos enemigos, que fueron propagando todas estas lindezas sobre su persona... ¿Has visto cómo lo parodia/retrata Rick Veitch en "The Maximortal", fusionando el imperio Disney con la DC Comics que maltrató a Siegel y Shuster? (es gracioso, porque años después sería Marvel la que acabaría siendo asimilada por Disney, pero en fin...)

Menciono las pelis de la segunda etapa dorada (como tú la llamas) porque son aquéllas con las que me crié. Desde "La Bella y la Bestia" hasta "Tarzán", he visto todos los mal llamados "clásicos" de Disney en el cine. La década de los 90 fue para la compañía absolutamente fabulosa (con matices: "Pocahontas" y "El jorobado de Notre-Dame" palidecen en comparación con otras como "Aladdin", "El Rey León" o la descacharrante "Hércules") y coincidió con gran parte de mi infancia y casi toda mi adolescencia (desde los 8 hasta los 16). De las anteriores también las he visto casi todas (me faltan, creo, "Alicia en el País de las Maravillas", "Basil, el ratón superdetective", "Taron y el caldero mágico" y "Tod y Toby"... o al menos no recuerdo haberlas visto; quién sabe si con 4 ó 5 años me las pusieron y ahora no me acuerdo).

Todo esto, en fin, para decir lo que ya sabes: que unas películas te marcan tanto por su calidad como, quizás incluso más, por el momento en que las descubres. De ahí que "mis películas Disney" no sean posiblemente las mismas que las tuyas.

David dijo...

No he leído "The Maximortal", pero curiosamente, y al igual que tú cuando sacaste esta entrada, un amigo y yo estuvimos hablando toda una tarde sobre las semejanzas entre Walt Disney y Stan Lee, Marvel y Disney, etc... y a los dos días, PLAF! La noticia...
"Alicia" no tiene casi nada que ver con el libro. A mí el libro nunca me ha dicho mucho, de todas formas. Hay gente que la valora sólo teniéndola en cuenta como peli. Así hay que hacer, además que las adaptaciones de Disney con respecto a libros, cuentos o lo que sea son más que libres.
"Basil" no está mal. "Taron" falla porque quiere dejar de ser una de Disney y se queda a medio camino.
Tod y Toby la vi en el cine. Nos quedamos a la siguiente sesión. No es de las grandes, pero por los motivos que mencionas, ha terminado por "arraigarse" en mí y comparto tanto su mensaje. El libro en el que se inspira debe ser incluso más interesante... Tengo algo con Tod y Toby.. es rollo de cómo nos educan... No sé.. La peli puede hablar de tantas cosas (siendo para niños). En el cine no funcionó...

PD: Pocahontas no es una gran peli, pero yo salí enamorado (y la banda sonora me chifló; siempre me ha gustado West Side Story, da igual que me la ambienten con indios e ingleses). "El jorobado" tiene un arranque buenísimo, y me parece que está bastante-bastante bien... pero no casa la historia "adulta" o la trama con las "simpáticas" gárgolas...
Mis películas Disney son (mañana podrían ser otras, pero la primera siempre será Blancanieves):
- Blancanieves y los siete enanitos.
- 101 Dálmatas
- Tod y Toby
- Lilo&Stitch
PD: En realidad me gustan casi todas en mayor o menor medida.

David dijo...

Cuando digo que "Tod y Toby" la vi en el cine, me refiero a que la vi cuando se estrenó (con 10 años; y me gustó menos de lo que me gusta ahora).

David dijo...

Ah! Y Oliver&Compañía parece que hubiera tomado a Will Eisner como consejero artístico. Su N.Y es el de Will (y hasta algunos personajes).

Jero Piñeiro dijo...

Ahora que la mencionas, resulta que tampoco he visto "Oliver". Y es curioso que en tus películas Disney, entre tanto clásico, esté "Lilo & Stitch". No porque tenga nada en contra de ella (aunque me parece que se desinfla un poco de cara al final, con lo alucinantes que son los primeros 45 minutos), sino porque es de todo menos "clásica" (aunque el mensaje Disney, sí, ahí está). Desde luego, pretender un mínimo de fidelidad en cualquiera de las adaptaciones de la compañía es no entender cuál es su juego. A mí "Hércules", que me parece una de las más "traidoras" al concepto original, me resulta también la más divertida: la habré visto más de una docena de veces, en parte porque tengo un primo 12 años más joven que yo que la ponía a diario cuando empezó a manejar el mando del DVD, y siempre he acabado riéndome a mandíbula batiente (como en ese momentazo en que Hades descubre que sus sirvientes Pánico y Pena han comprado el merchandising del protagonista...) En "El jorobado...", en cambio, las variaciones respecto al original me parecen más sangrantes. Igual es que el material me parece menos disneyzable que otros, no sé, pero a mí ese final feliz me chirría por todos lados sabiendo cómo termina la novela de Hugo. Conste que la cinta tiene algunos momentos (sobre todo a nivel visual) que quitan el aliento...