miércoles, septiembre 10, 2008

"A mí, mis hombres-X"

Han tenido que pasar muchos meses, demasiados, para que los “Marvel zombies” como yo pudiéramos disfrutar al completo de “Astonishing X-Men”, desde ya uno de los capítulos dorados en la larga historia de la franquicia mutante. Su errática publicación y sus numerosos retrasos convirtieron su seguimiento en una tortura para todos aquellos que estábamos pasándonoslo pipa con uno de los mejores tebeos que Marvel ha publicado en la última década. Hoy, al fin, en España puede encontrarse en los quioscos y en las librerías especializadas el último número, que cierra (casi) todos los hilos argumentales de la saga.


“Astonishing X-Men” vino a cubrir el vacío dejado por la marcha del guionista Grant Morrison de la cabecera “New X-Men”, en la que había aportado su particular visión al universo mutante tomando decisiones que iban desde lo glorioso hasta lo rotundamente fallido, pero casi siempre defendibles por su voluntad de renovar un concepto que parecía agotado desde largo tiempo atrás.

Al abandonar Morrison la serie, los jerifaltes de Marvel le ofrecieron el relevo al exitoso guionista televisivo Joss Whedon (personalmente no puedo con su “Buffy cazavampiros”, pero “Firefly” me parece una delicia) y al prestigioso dibujante John Cassaday (“Planetary”, “Capitan America”, “Desperadoes”).

Ambos se las arreglaron para, a lo largo de 24 números y un giant-size final (un capítulo con el doble de páginas, para entendernos), lograr todos los objetivos a los que un equipo creativo debe aspirar al encarar un comic de super-héroes enmarcado en una férrea continuidad. A saber:

1 – Respetar el trabajo de los autores que les precedieron, aprovechando los cabos sueltos y las buenas ideas no desarrolladas por los mismos como base para construir historias que casen con el tono de la serie pero que no sean plagios descarados de anteriores arcos argumentales.

2 – Tratándose de una serie protagonizada por un grupo de héroes, repartir el peso de la narración entre todos ellos, logrando que cada uno tenga su momento de gloria. Es importante, además, que los personajes no se salgan de su personalidad clásica y que sigan siendo perfectamente reconocibles.



3 – Puestos a matar y resucitar personajes, hacerlo con clase y, sobre todo, con un sentido dramático justificado.

4 – Dejar caer unos cuantos guiños al lector de toda la vida pero sin pasarse, no sea que los neófitos se pierdan entre tanta alusión a la vetusta cronología mutante y huyan en estampida.

5 – Divertir, divertir y divertir, ya sea en una escena de acción o en una conversación romántica. Que el lector se ría con los diálogos de sus personajes favoritos, sufra cuando están al borde de la muerte y se regocije viendo cómo los héroes acaban pateándole el culo al villano de turno.

6 – Y, al marcharse, dejarlo todo más o menos recogido, habiendo cambiado un poco las cosas (lo suficiente como para que quien tome el relevo tenga un punto de partida prometedor, con nuevos personajes y nuevas tramas por explorar) pero manteniendo la esencia de lo que la serie y los personajes jamás deben dejar de ser.

Todo esto y bastante más (entre otras cosas, el mejor tratamiento que se le ha dado a Cíclope y Kitty Pride en décadas) puede encontrarse en “Astonishing X-Men”, un comic de super-héroes que, sin llegar a ser una obra maestra del noveno arte, con seguridad recordaré con cariño y releeré con la misma intensidad y sentido de la maravilla dentro de diez, quince o veinte años.



Y es que así da gusto leer tebeos de super-machacas en lycra…

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