martes, junio 03, 2008

Viñeteando one more time



Acabo de leer en La Cárcel de Papel que muy posiblemente no habrá un tercer álbum de “RG”, la excelente serie policíaca creada por Pierre Dragon y Frederik Peeters. Al parecer, los autores han manifestado tener diferencias irreconciliables, lo cual se traduce en que no se publicará ese tercer libro que pondría fin a la serie (que uno piensa “coño, si tuvierais diez álbumes más por delante aún bueno, pero a sólo un número de terminar el proyecto… ¡no me jodáis!”).


Es una pena, porque “RG” es un tebeo buenísimo, bien escrito y mejor dibujado (Peeters se sale de las escalas, es uno de los dibujantes con más sentido del ritmo y la narración del mundo y además sus ilustraciones, aparentemente sencillas, son de una belleza abrumadora). En España acabamos de ver publicado el segundo álbum, “Bangkok-Belleville”, de la mano de Astiberri (un diez a la labor de edición, como siempre), que me ha gustado incluso más que el primero.

Y aprovechando que ya estoy metido en materia, comento otro par de lecturas recientes que se han sumado a mi tebeoteca particular:

La primera es “Estela Plateada: Réquiem”, un atípico comic de super-héroes escrito por J.M.Straczynski (que es, por cierto, el guionista de la última película de Clint Eastwood, “Changeling”, recién presentada en el festival de Cannes) y bellísimamente ilustrado por Esad Ribic, uno de los más destacados portadistas de Marvel Comics e ilustrador de ese otro comic de super-héroes atípico que fue “Loki”.


“Estela Plateada: Réquiem” nos cuenta cómo una de las criaturas más poderosas del universo (el surfista de plata creado por Jack Kirby en los 60 en la cabecera “Fantastic Four”) debe afrontar su propia muerte. Lo que aleja este “Réquiem” de los comics Marvel al uso, además del sobrecogedor aspecto visual (Ribic consigue en este tomo algunas de las mejores páginas de su carrera; he tenido la suerte de ver algunos originales y son de mear y no echar gota, lo juro), es esa percepción de lo inevitable (bien manejada por Straczinsky y que recuerda al tratamiento que Jim Starlin dio a la muerte del Capitán Marvel allá por los 70) que confiere a los momentos íntimos un valor y una capacidad de transmitir sensaciones al lector mucho mayor que la de las inevitables (aunque breves y escasas) escenas de acción. Así pues, sin llegar a ser una obra maestra, “Réquiem” es un tebeo que merece la pena ser leído, aunque sólo sea para comprobar que a veces, por increíble que parezca, en Marvel saben hacer bien determinadas cosas…



Finalmente, constatar también la reciente publicación del primer tomo de “Shaolin Cowboy”, un tebeo tan cojonudamente bien dibujado por Geof Darrow que a uno se le olvida que el guión (del propio Darrow con la colaboración de los hermanos Wachowsky en los diálogos) es una auténtica tomadura de pelo (un poco lo que le pasaba a “El garaje hermético” de Moebius). Yo de mayor quiero narrar las escenas de acción como este tío…


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