domingo, enero 27, 2008

Cartoon

En los ratillos libres que me deja lo que estoy dibujando ahora (aún es pronto, me temo, para colgar nada decente por aquí), he empezado a probar estilos distintos, en busca de uno más dinámico (y rápido a la hora de producir páginas, porque me temo que me estoy convirtiendo en un dibujante muuuuy lento). Estos tres dibujos corresponden a mi intento de encontrar una estética cartoon e intentar hacer cosas en color que no lleven mucho tiempo y queden medianamente potables.

Los dos primeros son unas muy verdes versiones de dos personajes ideados por mi hermano con los que me planteo, con el tiempo, hacer algo en comic (y sí, el dibujillo de Rufus McBlind está “más que inspirado” en cierta portada de cierta serie del oeste dibujada por cierto dios galo de la BD).


La tercera ilustración es mi versión cartoon del Thor creado por el tándem Lee/Kirby para Marvel. Estoy coleccionando los tomos recopilatorios que publica Panini con la ya clásica etapa de Walt Simonson y me están pareciendo estupendos, así que me apetecía dibujar al rubiales de Asgard en un “momento buen rollo”. Siempre he creído que es una pena que no se haga una serie de animación con él al estilo de “X-Men Evolution” o “JLA”, porque tiene tanta mitología (en sentido estricto) a sus espaldas, que podría dar mucho de sí.



Hablando de series de dibujos: ¿alguien se acuerda de “El Capitán Simio y los Monos del Espacio”? No sé por qué me ha venido a la cabeza, pero esa serie era divertidísima y tenía una trama de viajes espaciotemporales acojonante, que sólo se dejaba entrever en el último episodio de la primera (¿y única?) temporada, titulado “Ape-calypse now” (no sé cómo soy capaz de acordarme de esta información superflua e inútil y sin embargo necesito apuntarme en la mano cada mañana que tengo que comprar el pan). La daban en el Megatrix de Antena 3, y aparte de mi hermano y mi amigo el padre Karras, no conozco a nadie que se acuerde de ella… ¿por qué no la reemitirán, pardiez?

domingo, enero 20, 2008

¡Showtime!

Es una suerte que las cadenas de televisión por cable yankis hayan decidido, de un tiempo a esta parte, tomarse tan en serio la inteligencia del espectador, porque gracias a productos como "Los Soprano" o "Six feet under" (ambas del canal HBO), la década 2k está siendo la mejor en toda la historia catódica.

Ahora llega una excelente remesa servida por Showtime (otro canal por cable) y capitaneada por "Dexter" y "Californication", que tendremos la suerte de ver en abierto en España a lo largo de este 2008 (creo que ambas por obra y gracia de Cuatro, que también retiene orgullosa los derechos de "House", su buque insignia).



Pues bien, como de la primera temporada de "Dexter" ya hablé largo y tendido aquí, no pienso extenderme demasiado en alabar su segunda entrega, pues mantiene todas las virtudes que la hicieron memorable y potencia muchos de sus puntos fuertes. Aunque esta nueva tanda de 12 episodios no sea tan sorprendente como la primera (hay que reconocer que el planteamiento inicial de la serie era pura dinamita, y esa sensación se ha diluído, inevitablemente, en esta secuela), lo cierto es que es igualmente divertida (e incluso más, por momentos), por lo que es menester dar la enhorabuena a todo el equipo creativo, empezando por Michael C. Hall, que se está ganando a pulso el título de mejor actor de la televisión de todos los tiempos (en dura pugna con James Gandolfini).




Por el lado de "Californication" tenemos a David Duchovny (al que todo el mundo, desde el gato hasta la abuela, recordará por haber encarnado durante años al bueno de Fox Mulder en "Expediente X"), dando vida a Hank Moody, un escritor en crisis, recién separado de su pareja, que se ha llevado a su hija y lo ha dejado sumido en una profunda depresión de la que nuestro hombre sólo consigue abstraerse mediante el sexo y las drogas. La primera temporada, que consta de 12 episodios de 30 minutos, es sencillamente descacharrante, con situaciones sexuales surrealistas resueltas con mucha inteligencia por parte de los guionistas y, no obstante (y pese a la enorme carga de incorrección política que inunda la serie), enmarcadas en un romanticismo ácido (pero romanticismo al fin y al cabo) que reconcilia a Moody con el espectador y le hace ganarse nuestra simpatía y mejores deseos. Deseos que, por cierto, rara vez se cumplen, porque Hank es esa extraña clase de perdedor natural y apaleado vital al que, en último y desesperado caso, todos los varones querríamos parecernos...

Un detalle curioso: una de las secundarias de importancia de la serie (y que encarna a una lolita sin escrúpulos, auténtica personificación del putón adolescente) está interpretada por Madeline Zima, la adorable pequeñaja de aquella olvidable (pero histórica) sit-com titulada "The Nanny". Y ante las pruebas del delito, uno sólo puede exclamar: "¡cómo ha crecido la niña, por dios!".


Zdzsilaw Beksinski / Máquinas de escribir cargadas



"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra"

("No volveré a ser joven", Jaime Gil de Biedma)







"Esquirlas de aire,
arcano indescifrable.
En el jardín de mis delicias
pertenezco a la brisa.
Inhalo la nieblaque flota en el Ganges.
El aceite de incienso
nos servirá de consuelo."

("Opio", Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy)"







"Para mí la libertad es la gran mentira del capitalismo. Es lo que te ofrece Amena en sus anuncios: poder elegir que tu móvil sea gris metalizado o azul".

(Nacho Vegas)







"Escribe con carbón
y en mi pensamiento
que cruzamos océanos
de tiempo,
dibujando los garabatos
de mis fantasías.
Poco es tanto
cuando poco necesitas..."

("La chispa adecuada", versión "Rarezas", Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy)






"Estoy totalmente a favor de mantener las armas peligrosas fuera del alcance de los idiotas. Empezando por las máquinas de escribir".

(Frank Lloyd Wright)



Mi nueva situación personal y "paralaboral", en una nueva ciudad, sin internet a mano y con muy poco tiempo libre, me obliga a replantearme la política de actualizaciones de este blog. A partir de ahora actualizaré cuando buenamente pueda, lo cual quizás sea una o dos veces al mes. Espero que estas actualizaciones consistan, cada vez más, en muestras de mis nuevos trabajos y proyectos como dibujante/ilustrador, restando protagonismo a los asuntos personales y las críticas audiovisuales -irónicamente, escribo esto teniendo en la recámara unas cuantas reseñas de series de televisión, películas y comics por colgar, pues estos veinte días sin actualizar han dado mucho de sí, no sólo en cuanto a obligaciones, sino también en cuanto a ocio-. La otra alternativa era dejar varado el Abismo sine die o sencillamente borrarlo de la blogesfera, pero esa sería una medida algo drástica de la que tal vez más tarde me arrepentiría... Con todo, mientras servidor no pueda dar rienda suelta a sus más bajos instintos literarios por estos lares, siempre será recomendable pasarse por otros blogs amigos tan interesantes como éste, éste, éste, éste también, éste o éste otro... y no, no llevo comisión.

Las ilustraciones que acompañan a esta entrada, por cierto, son obra del genial Zdzislaw Beksinski, al que conocí por sus portadas para la magnífica edición canónica de la narrativa completa de H.P.Lovecraft en dos tomos por parte de la editorial Valdemar. Aquí la web oficial de Beksinski, y aquí una extensa galería de imágenes.

martes, enero 01, 2008

Año nuevo...

Hace exactamente un año escribí una larguísima entrada con motivo del "ejercicio introspectivo 2006", pero este año he decidio que no, pas du tout, nanai de la china.
Primero, porque no voy a echar nada de menos el 2007. Nada de nada. En absoluto. Rotundamente.
Segundo, porque con el tiempo he llegado a la conclusión de que escribir sobre el pasado es una (pequeña) pérdida de tiempo. A veces es satisfactoria, en la medida en que uno pueda masturbarse emocionalmente rememorando los éxitos vividos, o hacerse el hara-kiri existencial llorando de nuevo las derrotas; pero desde un punto de vista evolutivo (vitalmente hablando) no deja de ser una memez.

Quienes han estado ahí, ya saben que les agradezco todo y más. Y quienes no han estado, dudo mucho que se paren un segundo a leer estas líneas. Si he tenido algún mal rollo con alguien, o bien ya está arreglado, o bien ya se está arreglando, así que tampoco voy a recrearme al respecto.

Así que en vez de dar rienda suelta a mi vacía verborrea habitual, propongo empezar el año con rock'n'roll y buenas intenciones (yo tengo muchas, muchísimas). Os dejo con Sus Satánicas Majestades y la canción con la que últimamente me despierto todos los días (clickando aquí).

Y ya sin más:
¡Feliz 2008 a todos!